El Buen Samaritano
Nacimos para adorar a Dios, pero nacimos también para servir a Dios. Cuando crecemos en nuestra vida cristiana y en nuestra identidad como hijos de Dios, es necesario que también descubramos nuestra asignación y propósito, y nos convirtamos en instrumentos que Dios pueda usar en medio de esta sociedad.